Con ello se busca comprender mejor los
factores genéticos relacionados al virus en infecciones letales; con el equipo
de vanguardia del Cinvestav los estudios se realizarían en el país
Tan
solo un par de semanas después de darse a conocer los primeros casos de covid-19,
en la ciudad de Wuhan, las autoridades sanitarias chinas compartieron a la
comunidad científica internacional la secuencia genética del SARS-CoV-2,
también conocido como nuevo coronavirus.
A
partir de entonces, y a raíz de la diseminación de la enfermedad a nivel
mundial, diversos grupos de investigación de cada país han encontrado y
analizado mutaciones genéticas del virus que afecta a las distintas
poblaciones, lo que cual no solo permite entender mejor al patógeno, sino
emprender mejores estrategias sanitarias.
En
México, investigadores de la Unidad de Genómica Avanzada (UGA-Langebio) del
Cinvestav tienen una propuesta para realizar un “marcaje cercano” al virus en
aras de analizar la evolución y mutación del patógeno que origina el covid-19 en la población nacional.
La propuesta, encabezada por Angélica Cibrián
Jaramillo, Francisco Barona Gómez y Alfredo Herrera Estrella, consiste en
realizar pruebas de diagnóstico masivas, del orden de 20 mil por semana, con
las cuales no sólo se podrá obtener información sobre casos positivos o
negativos, sino que será posible obtener datos en torno al comportamiento
evolutivo y ecológico del virus, al secuenciar regiones del genoma del
coronavirus.
Al tener este tipo de información genética, los
investigadores del Cinvestav consideran que se podría emplear en modelos
matemáticos más precisos que indiquen la evolución de la enfermedad a nivel
poblacional, tanto a escala nacional como a poblaciones más específicas que
incluso podrían ser las más vulnerables.
Un ejemplo de la utilidad de esa información es
que, “al generar alrededor de 100 a 200 genomas completos de alta calidad por
semana a partir de las pruebas de análisis, es posible generar los datos más
informativos, como los de otros virus y de bacterias asociados, que se pueden
utilizar para retroalimentar diferentes modelos de análisis y comprender mejor
los factores de co-morbilidad que hacen que este virus sea letal en algunos
casos”, comentó Cibrián Jaramillo.
“Lo
que nosotros estamos aspirando es que este tipo de datos genómicos apoyados con
modelo matemática podrían servir para encontrar respuestas al corto, mediano y
largo plazo. Por ejemplo, la posibilidad de tener un programa de vacunación
cuando llegue el caso o cómo proceder en las fases de reinicio de las
actividades económicas”, sostuvo Barona Gómez.
También podría ser de utilidad para identificar
focos de infección y modelar la dispersión y contagio de covid-19 útiles para
realizar aislamientos clave y prevención de la dispersión masiva organizada,
esto podría traer un beneficio para la economía, al agilizar el regreso a las
actividades normales.
Al
contar con equipo de secuenciación de vanguardia, UGA-Langebio Cinvestav
establecerá protocolos adecuados con el objetivo generar secuencias de un
tercio del genoma del virus y después, mediante una estrategia de filtrado de
datos bioinformáticos, seleccionar las cepas que conviene profundizar en todo
el genoma.
Las
muestras con las que se realizarían estos análisis deberán ser provistas por
algún laboratorio de bioseguridad nivel dos, para que sean inactivadas en
términos de capacidad de infección viral, pero sin ser extraídas de su ácido
ribonucleico (ARN), a fin de poder obtener la mayor cantidad de información de
la secuencia genética.
Barona
Gómez recordó que el SARS-CoV-2 codifica 24 proteínas, dentro de las cuales la
mitad de ellas están codificadas en un polipéptido muy grande y que una vez que
el ARN es traducido en proteínas hay un par de proteasas del virus que maduran
en distintas proteínas, incluida la llamada spike o S, que es la que sirve como
punto de conexión eficiente con las células de las vías respiratorias.
Al
secuenciar esos fragmentos, el grupo de investigación del Cinvestav pretende
poner a disposición de la comunidad científica esa información con la finalidad
de que identificar las regiones que sean blancos moleculares para eventuales
tratamientos.
De
hecho, gracias al análisis metagenómicos de productos naturales, el grupo de
investigación de Francisco Barona Gómez pudo descubrir y patentar un inhibidor
de proteasas (livipeptina), el cual fue concebido como un sistema de actividad
antiproteolítica (que inhibe la degradación de proteínas), pero ante la actual
contingencia sanitaria, los investigadores del Cinvestav la están planteando
como terapia génica.
“Junto
con la empresa Liomont y el Instituto de Biotecnología de la UNAM; hemos visto
que la livipeptina puede aprovecharse para tratar de inhibir el virus mediante
un enfoque de terapia génica. De modo que una vez que tengamos las
construcciones de las proteasas del coronavirus, vamos a generar los datos que
se requieren experimentalmente para ver si es capaz de inhibir la proteasa del
coronavirus y con ello generar una alternativa más para contener la
enfermedad”, explicó el investigador de UGA-Cinvestav.
La
ventaja del uso de la terapia génica, respecto a otras alternativas que se
están estudiando para contener al coronavirus, es que se distingue por ser
precisa en la forma de atacar fragmentos de ADN pequeños o a la expresión de un
anticuerpo monoclonal, por lo que esta alternativa del Cinvestav sería un
tratamiento de mucha utilidad que complementaría a una posible vacuna.