NUEVA YORK.- La Fiscalía estadounidense concluye la próxima semana su acusación al exsecretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, al que durante tres semanas ha dibujado, con la ayuda de una veintena de testigos, como un agente a sueldo de los narcos, que ayudaba y protegía al cártel de Sinaloa.
Como contrapunto, la defensa del ex político mexicano ha insistido en la integridad de su cliente y ha recordado la guerra que lanzó contra el negocio de la droga entre 2001 y 2012 cuando ocupó los cargos de director de la Agencia Federal de Investigación de México, primero, y de secretario de Seguridad Pública después.
Sus abogados también han insistido en la ausencia de pruebas físicas, como grabaciones o fotografías, y han intentado desacreditar los testimonios, tanto de sicarios y narcotraficantes, como de exfuncionarios corruptos o a antiguos policías; a todos ellos les acusó de actuar para conseguir reducciones de condenas o por rencor hacia su cliente.
LOS PAGOS DEL CARTEL DE SINALOA
A través de varios testimonios, sobre todo los de los narcotraficantes Sergio Villarreal Barragán, alias «el Grande» y Oscar Nava Valencia, alias El Lobo, la Fiscalía ha intentado convencer al jurado de que García Luna recibía un sueldo mensual que fue aumentando de 1.5 millones de dólares a 3 millones y al que se le sumaban pagos extras en casos de ayudas puntuales.
«Hay dos tipos de corrupción, la del que se voltea para un lado y deja pasar, y otra, la de los funcionarios que forman parte de las actividades de la organización», declaró El Grande, antes de aclarar que García Luna era de la segunda clase.
El Grande, apodado así por sus dos metros de altura, y que trabajaba a las órdenes del capo Arturo Beltrán Leyva, líder del clan de los Hermanos Beltrán Leyva, una de las facciones del cartel de Sinaloa, aseguró que ya antes de 2001 Arturo Beltrán sobornaba a García Luna, y que él estuvo presente en varias entregas.
El dinero se recaudaba a través de una colecta o «polla» a la que contribuían todas las facciones.
A cambio, García Luna, a quien los narcos se referían como «El Compa», «El Tartamudo» o «El Metralleta», estos dos últimos apodos por el trastorno del habla que padece, les ayudó a expandir el control del cartel de Sinaloa por todo México, les ofreció información, apoyo y protección, incluida la designación de dirigentes policiales corruptos en zonas donde el cartel lo necesitara, siempre según el testimonio de Villareal.
Cuando subió a la tarima, El Lobo Valencia mencionó una contribución de 2.5 millones de dólares en 2006 a dicha colecta y otro pago de 5 millones en 2007 para que el entonces secretario de Seguridad Pública ayudara al cartel a liberar un cargamento de cocaína de 20 toneladas descubierto en el puerto de Manzanillo, aunque la operación fracasó porque al final la mercancía fue incautada.
Pero además, aseguró que en 2008, cuando ya había estallado la guerra interna entre las principales facciones sinaloenses de los Beltrán Leyva, por un lado, y la de Joaquín «El Chapo» Guzmán, por el otro, él pagó 3 millones de dólares a García Luna a cambio de seguridad.
El Lobo, que compareció vestido con uniforme carcelario, aseguró que esa protección era necesaria después de haber abandonado la facción de los Beltrán Leyva y haberse unido a El Chapo.
LA INOPERATIVIDAD DE LA POLICÍA FEDERAL
Otros testigos, como el contable del ex capo mexicano Mario Pineda Villa, identificado como Israel Ávila, aseguró haber registrado más de 10 millones de dólares en supuestos pagos a la colecta común destinada a sobornar al exsecretario.
Asimismo, el exfiscal del estado de Nayarit, Édgar Veytia, alias El Diablo, incidió en que mientras la Policía Federal era fiel a El Chapo, en estados como el suyo, los agentes estatales y municipales podían estar a las órdenes de los Beltrán Leyva.
Pero más allá de criminales y corruptos, el expolicía Raúl Arellano Aguilera, contó cómo los agentes federales que vigilaban el Aeropuerto de Ciudad de México en 2007 colaboraban con el trasiego de drogas y dinero, sobre todo, desde y hacia Latinoamérica y Estados Unidos.
Asimismo, el embajador de Estados Unidos en México entre 2011 y 2015, Earl Anthony Wayne, si bien reconoció que nunca había recibido información «específica ni creíble» de que García Luna fuera corrupto, apuntó que sí había sido informado de que los cuerpos de seguridad estadounidenses preferían no trabajar con la Policía Federal (bajo autoridad de García Luna) cuando se trataba de operaciones contra el cartel de Sinaloa.
Una información corroborada por el agente de la agencia antidrogas de EEUU (DEA, en inglés) José Moreno, que contó cómo el 22 de febrero de 2012, 50 agentes de la Policía Federal frustraron una operación para intentar capturar al líder del cartel de Sinaloa, El Chapo, llegando una hora tarde y comportándose erráticamente.
UN PAÍS CORROÍDO POR EL NARCOTRÁFICO
Para un observador externo, el planteamiento de la Fiscalía no deja casi dudas de que se dibuja México como un país corroído por los carteles de las drogas, más cercano a un narcoestado que a un sistema democrático.
La mención de políticos corruptos, policías comprados, campañas electorales sufragadas con el dinero de las drogas o periodistas y medios de comunicación como El Universal a sueldo de los cárteles ha sido una constante en estas tres semanas de testimonios.
Ni siquiera el expresidente Felipe Calderón, jefe directo de García Luna en el sexenio 2006-2012, se libró de aparecer en el juicio.
En su testimonio, El Diablo vinculó a Calderón con El Chapo, asegurando que en una breve conversación en 2009 con el entonces gobernador de Nayarit, Ney González, este le dijo que acababa de llegar de la capital de una reunión muy importante con Calderón y García Luna y que «la línea era El Chapo», con lo que entendió que debía «privilegiar a los Chapos y no a los Beltrán» como venía haciendo hasta ese momento.
El Departamento de Trabajo de EE.UU. (DOL) recuperó los salarios perdidos de 50 mexicanos que laboraban en el sur de California, a algunos de los cuales les pagaban apenas 2,43 dólares la hora, según destacó hoy el consulado de México en San Diego, que hizo un llamado a los trabajadores extranjeros a denunciar violaciones laborales.
Tras una investigación, el DOL logró recuperar 1,1 millones de dólares de salarios que no recibieron trabajadores de las compañías Freig Carrillo Forwarding Inc. y ACV Logistics Inc., que operan en el área de San Diego.
Los trabajadores afectados recibían su salario en pesos mexicanos mediante depósito directo y alguno de ellos les pagaban 2,43 dólares la hora, muy por debajo del salario mínimo establecido en California.
Una investigación del DOL encontró que desde diciembre de 2019 hasta diciembre de 2021 Freig Carrillo Forwarding negó el salario mínimo y el pago de horas extra a los ciudadanos mexicanos que trabajaban en sus almacenes de San Diego (California).
En promedio, los investigadores determinaron que la empresa les pagaba a los trabajadores tan solo 3.24 dólares y que normalmente les pagaban en pesos mexicanos por semanas laborales que promediaban casi 45 horas a una tarifa fija de 180 a 200 pesos mexicanos. La semana laboral en EE.UU. es de 40 horas.
En el caso de ACV Logistics Inc, las autoridades descubrieron que entre el 7 de abril de 2020 y el 6 de abril de 2022 la compañía pagó a algunos trabajadores tan solo 2,43 dólares por hora. Gracias a un acuerdo, el dueño de la firma, Armando Carrillo, acordó pagar 70.104 dólares por concepto de salarios atrasados, así como por daños y perjuicios, a 15 ciudadanos mexicanos.
Las sanciones contra Freig Carrillo Forwarding Inc y su dueño Javier Martin Freig fueron impuestas por el tribunal federal para el Distrito Sur de California, que ordenó pagar 1 millón de dólares en salarios atrasados y daños a 35 trabajadores.
La procuradora laboral de DOL, Seema Nanda, dijo en un comunicado que no toleraran “este tipo de prácticas laborales de explotación”. “La ciudadanía de un empleado no influye en si las protecciones de la Ley de Normas Laborales Justas se aplican a ellos”, agregó.
Por su parte el Cónsul General de México en San Diego, Carlos González Gutiérrez, alentó a los trabajadores mexicanos a comunicarse con el consulado para obtener asesoría gratuita sobre posibles violaciones de los empleadores.
Además, pidió a los trabajadores mexicanos en la región a que conozcan sus derechos en calidad de trabajadores estadounidenses, “incluido el derecho a denunciar violaciones laborales sin temor a amenazas e intimidación”.
Hillary Clinton, exsecretaria de Estado de EUA, calificó la relación entre México y Estados Unidos con un 6, pues aunque hay un diálogo entre ambos gobiernos, apuntó que hay pendientes que atender como la migración y el tráfico de drogas.
De acuerdo a lo difundido por Forbes México, la también excandidata presidencial justificó esta calificación al señalar que ambas naciones apenas están saliendo del impacto de la pandemia de Covid-19, a la par de que enfrentan retos y tienen gobiernos relativamente nuevos con un buen entendimiento.
Sin embargo, se debe trabajar en el intercambio de información de lo que sucede del otro lado de la frontera, agregó.
“Necesitamos hacer un mejor trabajo para hablar con la gente de Estados Unidos y México de todo lo que tenemos en común y de esta manera resolver problemas migratorios, de drogas. Debemos arreglar esto y, por supuesto, conversar es la única manera de hacerlo”, dijo durante su participación en la edición 86 de la Convención Bancaria.
La demócrata habló sobre el uso de fentanilo en medicamentos. Dijo que no entiende el motivo de agregar a farmacéuticos esta sustancia, pero es algo que se deberá atacar en ambos lados de la frontera y con la seriedad debida.
“La salud seguirá siendo uno de los grandes retos, ya que es factible que enfrentemos otra pandemia y vamos a tener que mejorar las operaciones. Creo que, si empezamos a tratar de evitar las drogas ilegales y contaminadas, podría representar un buen punto de partida”.
Ha pasado demasiado para un pontificado tan corto.
El papa Francisco celebra el lunes el 10mo aniversario de su elección, superando con creces los «dos o tres» años que una vez contempló para su papado y sin mostrar signos de bajar el ritmo.
Al contrario, con una agenda llena de problemas y planes y sin la sombra del papa emérito Benedicto XVI, Francisco, de 86 años, ha dejado de hablar de retirarse y recientemente describió el papado como un trabajo para toda la vida.
El primer papa latinoamericano de la historia ya ha dejado huella y su impacto podría aumentar en los próximos años. Pero, hace una década, el jesuita argentino estaban tan convencido de que no saldría elegido que estuvo a punto de perderse la última votación mientras charlaba con otro cardenal en el exterior de la Capilla Sixtina.
«El maestro de ceremonias salió y dijo ‘¿Y ustedes van a entrar o no van a entrar?'», recordó Francisco en una entrevista reciente con The Associated Press. «Era mi resistencia inconsciente a entrar, después me di cuenta».
Fue elegido el 266to papa en la siguiente votación.
ABUSOS SEXUALES
Francisco tuvo una gran curva de aprendizaje sobre los abusos sexuales cometidos por el clero. En un primer momento restó importancia al problema, de forma que llevo a los sobrevivientes a cuestionarse si «lo entendía». El cambio llegó cinco años después de asumir el cargo tras una problemática visita a Chile.
Durante el viaje, descubrió una grave desconexión ente lo que los obispos chilenos le habían contado acerca de un destacado caso y la realidad: cientos o miles de fieles chilenos habían sido violados y agredidos por sacerdotes católicos durante décadas.
«Ahí me convertí», contó a la AP. «Ahí se me explotó la bomba, cuando vi la corrupción de muchos obispos en esto».
Desde entonces, ha aprobado una serie de medidas destinadas a que la jerarquía eclesiástica asuma responsabilidades, pero los resultados han sido dispares. Benedicto destituyó a unos 800 sacerdotes, pero Francisco parece mucho menos dispuesto a expulsar a los abusadores, lo que refleja la resistencia que existe dentro de la jerarquía a los esfuerzos para apartar del sacerdocio a los agresores de forma permanente.
La próxima etapa en la crisis ya se ha manifestado: los abusos sexuales, espirituales y psicológicos a adultos por parte del clero. Francisco es consciente del problema — un nuevo caso implica a uno de sus compañeros jesuitas — pero no parece que haya voluntad de tomar acciones firmes.
LA IMPORTANCIA DE LOS SÍNODOS
Cuando se escriba la historia del pontificado de Francisco, es posible que se dediquen capítulos enteros a su énfasis en la «sinodalidad», un concepto que tiene poco significado fuera de los círculos católicos pero que podría pasar a la historia como una de las contribuciones eclesiásticas más importantes de Francisco.
Un sínodo es una reunión de obispos, y la filosofía de Francisco de que estos deben escucharse entre ellos y a los laicos ha llegado a definir su visión de la Iglesia: quiere que sea un lugar donde los fieles sean bienvenidos, acompañados y escuchados.
De los celebrados en estos 10 años han salido algunos de los momentos más importantes, y controvertidos, de su papado.
Tras escuchar la difícil situación de los católicos divorciados durante un sínodo sobre la familia en 2014 y 2015, por ejemplo, abrió la puerta a permitir que las parejas divorciadas y casadas de nuevo civilmente recibieran la Comunión. Los llamados a permitir el matrimonio en sacerdotes marcaron el Sínodo Amazónico de 2019, aunque Francisco rechazó finalmente la idea.
El de octubre ha supuesto un sondeo sin precedentes entre los fieles católicos acerca de sus esperanzas para la Iglesia y los problemas con que han encontrado, provocando pedidos de las mujeres para tener un mayor rol de liderazgo, incluyendo la ordenación.
MISA EN LATÍN
Los tradicionalistas católicos se mostraron recelosos cuando Francisco se presentó por primera vez como papa en la logia de la Basílica de San Pedro sin la capa roja que sus antecesores empleaban en los actos formales. Sin embargo, nunca esperaron que revirtiese una de las decisiones emblemáticas de Benedicto al imponer de nuevo restricciones a la antigua misa en latín, incluyendo dónde y quién puede oficiarla.
Aunque esta decisión solo ha afectado de forma directa a una pequeña parte de los católicos que asisten a misa, la represión de la misa tridentina se ha convertido en un llamado a las armas para la oposición conservadora a Francisco.
El pontífice justificó su decisión alegando que la decisión de Benedicto de liberalizar la celebración de la misa antigua se había convertido en una fuente de división en las parroquias. Pero los tradicionalistas ven las renovadas restricciones como un ataque a la ortodoxia contradictorio con su mantra de «todos son bienvenidos».
«En lugar de integrarlos en la vida parroquial, la restricción en el uso de de iglesias parroquiales marginará y empujará a la periferia a los fieles católicos que solo quieren rezar», lamentó Joseph Shaw, de la rama británica de la Sociedad de Misa en Latín.
Aunque las perspectivas de que el papa ceda a corto plazo no son halagüeñas, los tradicionalistas tienen el tiempo de su parte ya que saben que, en una institución con 2.000 años de antigüedad, vendrá otro que esté más abierto al viejo rito.
EL PAPEL DE LA MUJER
Las ocurrencias de Francisco sobre el «genio femenino» han hecho estremecer a las mujeres durante mucho tiempo. Las teólogas son la «fresa del pastel», dijo en una ocasión. Las monjas no deberían ser «solteronas», afirmó. Europa no debería ser una «abuela» estéril e infértil, contó a los legisladores de la Unión Europea, una declaración que le valió una airada llamada telefónica de la entonces canciller de Alemania, Angela Merkel.
Pero también es cierto que Francisco ha hecho más por promover a la mujer en la Iglesia que ninguno de sus antecesores, incluyendo el nombramiento de varias para puestos de alto perfil en el Vaticano.
Eso no quiere decir mucho ya que apenas uno de cada cuatro empleados de la Santa Sede es mujer, que ninguna dirige un dicasterio, o departamento, y que Francisco ha mantenido la doctrina que prohíbe que ejerzan el sacerdocio.
Pero la tendencia está ahí y «no hay posibilidad de volver atrás», dijo María Lía Zervino, una de las tres primeras mujeres elegidas para una oficina vaticana que ayuda al pontífice a seleccionar obispos en todo el mundo.
FIELES LGBTQ
La insistencia de Francisco en que los católicos de la comunidad LGBTQ, marginados durante mucho tiempo, puedan encontrar un hogar acogedor en la iglesia puede resumirse en dos frases que han marcado su papado hasta la fecha: «¿Quién soy yo para juzgar?» y «Ser homosexual no es un delito».
Entre esas declaraciones históricas, Francisco hizo del acercamiento a la comunidad otro sello distintivo de su papado.
Atiende a miembros de una comunidad transexual en Roma. Ha asesorado a parejas homosexuales que quieren educar a sus hijos en el catolicismo. Durante una visita a Estados Unidos en 2015, hizo pública una reunión privada mantenida con un antiguo alumno homosexual y su pareja para contrarrestar la narrativa conservadora tras recibir a un activista contrario al matrimonio entre personas del mismo sexo.
«El papa le está recordando a la Iglesia que la forma en la que la gente se trata en sociedad tiene una importancia moral mucho mayor que lo que la gente pueda hacer en la intimidad de su dormitorio», afirmó Francis DeBernardo, de New Ways Ministry, que aboga por una mayor aceptación de los católicos LGBTQ.